El moho es muy común en el Noroeste del Pacífico, y es un grave problema. Muchos inquilinos reportan que padecen problemas respiratorios debido al moho y las alergias al moho. Estas preocupaciones son muy válidas, y desafortunadamente, las leyes son muy inadecuadas para tratar las preocupaciones de los inquilinos por el moho en la vivienda. El único requisito de las leyes estatales en cuanto al moho es que los propietarios provean información escrita a los inquilinos sobre el moho y sus efectos sobre la salud (RCW 59.18.060 (12)).
El moho generalmente se considera un asunto que requiere de reparaciones. Aunque los propietarios no tienen requisitos legales específicos de resolver los problemas de moho, están obligados legalmente a corregir los problemas que provocan el crecimiento del moho, tales como el control de la humedad y la falta de ventilación adecuada. Los inquilinos pueden documentar estos problemas tal como lo hacen con cualquier otro problema que requiere de reparaciones, y pueden iniciar el proceso al enviar su pedido de reparación por escrito. Los inquilinos también pueden documentar cualquier preocupación relacionada a la salud, y puede resultar conveniente obtener una nota de un médico, sobre todo si el inquilino tiene condiciones preexistentes y es más vulnerable a los problemas provocados por el moho.
Los inspectores locales encargados de la ejecución de códigos podrían ayudarle a determinar cuáles son las reparaciones por las que el propietario es responsable. Los análisis de presencia de moho pueden brindar información interesante, pero muchas veces son costosos y probablemente no ayudarán al final a convencer al propietario para que haga las reparaciones necesarias para que la unidad sea habitable.
Otros factores tales como el humo de tabaco, gases químicos, y pesticidas pueden afectar la salud de los inquilinos y agravar el asma y las alergias. Actualmente no existen normas jurídicas suficientemente fuertes como para regular el uso de productos químicos de parte de propietarios en las unidades de renta, y depende de cada propietario decidir si va a permitir fumar en los edificios. Los inquilinos discapacitados pueden hacer pedidos de adaptaciones razonables para que la unidad sea habitable, y usted puede negociar con el propietario para resolver otros problemas de la calidad del aire interior. Los inquilinos individuales o grupos de inquilinos pueden presentar peticiones al propietario para pedir políticas que prohíban fumar y que se hagan cumplir todos los términos existentes del arrendamiento.
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